14/1/09

BMW X5 4.8i



Relativamente hablando, las cosas grandes realmente no se mueven rápido", sentencia el paleontólogo John Hutchinson. Me uno a esta afirmación, pero con matices. Como cuando entra en escena el Tiranosaurio Rex, o el BMW X5.

Efectivamente, los grandes todoterrenos son dinosaurios que, comparados con una berlina tradicional, necesitan muchos más metros para frenar, tienen un paso por curva más lento y todas sus prestaciones se ven desfavorecidas por el peso, al igual que los consumos. Con ello, su experiencia de conducción nunca es deportiva. Pueden ser lujosos, confortables y hasta dinámicos cuando tienen muchos caballos, pero no deportivos.

Las excepciones se cuentan con los dedos de una mano: los Porsche Cayenne, algunas versiones de los Volkswagen Touareg –que con él comparten casi todo, pero no los ajustes del chasis– y, cómo no, el BMW X5. Éstos sí que se "mueven rápido", y son los únicos grandes todoterrenos (SUV, mejor dicho) con tacto deportivo.

En cuanto a la otra excepción, el Tiranosaurio Rex, los paleontólogos, cuando se les menciona, dudan: los más pesimistas, como Hutchinson, afirman que no podía correr, porque le hubiese hecho falta mucha más masa muscular para ello; los más optimistas, por su parte, dicen que, por la forma de los huesos, podría haber llegado a alcanzar los 72 km/h, a pesar de sus seis toneladas de peso.

Como no tenemos ningún Tiranosaurio a mano para comprobarlo, hemos preferido probar el BMW X5 4.8i, el más agresivo de la manada.

Cambios
El nuevo modelo lo es por completo, aunque el aspecto general siga siendo muy parecido. Pero las líneas, en realidad, son todas nuevas. El frontal es lo que más cambia, con sus característicos riñones todavía más grandes y el capó más voluminoso. En general, la apariencia es musculosa y dinámica.

Dentro, los 18 cm que ha crecido su carrocería en longitud, más otros seis en anchura, dan para mucho. Sobre todo, para una tercera fila de asientos en la zona del maletero, con lo que hasta siete pasajeros pueden viajar en su interior. Eso sí, con ellos se pierde casi toda la capacidad de carga, que con los asientos escondidos bajo el suelo asciende a 620 litros, y personas de más de 1,70 no viajarán en ellos confortablemente.

Aunque los coches siguen creciendo en todos los segmentos y mercados, la influencia americana es clave en este sentido: este mercado es el más importante para el X5, y allí todo es enorme. De hecho, todos los huesos de Tiranosaurio Rex han sido encontrados allí…

El interior es el propio de un coche de lujo, en todos los sentidos. La calidad de los materiales, sus uniones y acabados, la estética… todo expresa buen hacer, lujo y boato. Al igual que por fuera, los cambios son importantes, pero el aspecto general es similar. Entre las novedades, destaca la palanca de cambios, que ahora tiene una artística forma que pone la nota vanguardista dentro de un ambiente clásico. De curioso accionamiento, permite que leves movimientos sean suficientes para que el coche entienda nuestras órdenes, volviendo siempre a su posición inicial. También es nueva la guantera frente al copiloto, que puede estar ahí gracias a que el airbag se guarece ahora más arriba.

Dinámica ejemplar
Varias novedades han influido de forma importante en la dinámica del nuevo X5. Las claves son el nuevo eje delantero de doble triángulo, que sustituye al anterior McPherson, la electrónica y los neumáticos antipinchazos.

El resultado final, en la práctica, no es tan diferente. El tacto no es muy distinto al de su predecesor, aunque se percibe, primero, una ligera evolución tanto en efectividad como en confort y, en segundo lugar, algo menos de comunicación del coche con la carretera. El nuevo X5 parece que nos lleva él solito por la carretera y es algo más difícil acercarse a sus límites.

Si el nuevo eje independiente ha aportado más agilidad, sin perjuicio del confort, la electrónica ha ido todavía más allá. El sistema de control de la amortiguación Adaptative Drive ha eliminado por completo todo atisbo de balanceo de la carrocería –al estilo de la Serie 7 con las estabilizadoras activas–, utilizando motores en cada barra estabilizadora, que ejercen fuerza en sentido opuesto a la gravedad. Asusta y sorprende cómo es capaz de negociar curvas bien lentas sin que la carrocería se incline ni lo más mínimo –ni lo más mínimo, es espectacular–, lo que, por otra parte, es el principal causante de la dificultad para percibir su límite de agarre, ahora más elevado, pero más difícil de descubrir. A esto tampoco colaboran las ruedas Run Flat antipinchazos, que son ahora de serie. Dado que sus flancos son más fuertes, han influido en que los amortiguadores sean más blandos que antes, para lograr el compromiso comentado, es decir, influyen de manera más clara todavía en la estabilidad del coche.

Ah, y han hecho innecesaria la rueda de repuesto, lo que asusta si tenemos pensado internarnos campo a través, algo que el X5 puede hacer con pocas limitaciones: es un SUV y no tiene reductoras, pero el sistema de tracción 4x4 es excelente. La distribución es de un 60% de la fuerza a las ruedas traseras y el restante 40% a las delanteras, proporción que varía según las necesidades de marcha. Llaneando, la electrónica aporta suavidad en vez de firmeza, y los kilómetros pasan como si viajásemos en una alfombra voladora.

En resumen, el tacto del nuevo X5 es tan jugoso como antes, o más incluso, el coche divierte en terreno virado y sorprende por su compostura. El usuario disfrutará buscando los límites al coche, que están simplemente un poco más lejos que antes, pero son más borrosos. Para viajar, consumos aparte, es perfecto.

Motor poderoso
El imponente V8 da vida al X5 4.8i, capaz de entregar 355 CV de potencia y 475 Nm de par motor entre 3.400 y 3.800 vueltas. Su cifra de potencia ha bajado 5 caballos frente al anterior 4.8is, mientras que su consumo es un 5% más bajo, rondando los 12,5 litros (13,5 antes), que son muchos, pero no tantos para este gigante capaz de pasar de cero a cien en 6,5 segundos.

Ésa es la clave: el chasis de 2,2 toneladas es tremendamente ágil, pero necesita muchos caballos para poseer una capacidad de avance y aceleración a la altura. Y eso lo aporta el V8. Así que los 355 CV no parecen tantos, pero siguen siendo muchos. Acompañado por un rugido apasionante cuando se sube de vueltas, el V8 hace que sintamos la velocidad, y nada más pisar el acelerador salimos catapultados hacia delante. Siempre encontraremos fuerza, ya que, si no hemos llegado todavía a un régimen intermedio de giro del motor, momento a partir del cual sobra par, la caja de cambios automática secuencial de seis velocidades, tremendamente rápida, se encargará de meter una o dos marchas menos.

En cuanto al equipamiento de serie, trae de fábrica desde control de descenso hasta faros de xenón, pasando por ESP (DSC), pero hay que pagar aparte detalles que deberían venir de fábrica, como los automatismos en luces y limpiaparabrisas. La suspensión electrónica Adaptative Drive cuesta nada menos que 3.900 euros, y en general los extras son caros. Así que, bien equipado, pero no tanto como puede anunciar su precio.

En resumen, el X5 4.8 es uno de los modelos más indicados para los que quieran un gran todoterreno, pero no quieran perder pasión en la conducción. En él encontrarán, además, un vehículo de lujo con un interior inmejorable y con el que es posible hacer campo a través con limitaciones. Su precio es bajo comparado con el de sus rivales, pero no tanto teniendo en cuenta su nivel de equipamiento de serie.

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