26/1/09

Mitsubishi L200 Club Cab



Innovador
No son los modelos más vendidos, pero cada vez van alcanzando mayor presencia en nuestro mercado, en especial, en zonas rurales, donde este tipo de vehículos –a medio camino entre herramienta de trabajo y ocio- resultan muy interesantes. Son duros, ofrecen enorme capacidad, gran facilidad para cargar y permiten acceder a lugares complicados.

Aunque en algunos mercados constituyen un importante porcentaje de ventas, en España no hay gran tradición por este tipo de vehículos. En 2005 se vendieron 12.500 pick-up y según Mitsubishi, el L200 abarca el 20 por ciento de las ventas de su gama de vehículos off-road, una cifra lejana a la que se logra en otros continentes.

Con una línea radicalmente diferente a lo que estamos acostumbrados, totalmente fuera de convencionalismos, la nueva generación del L200 es muy llamativa. Algunos de sus trazos ya los hemos visto en los vehículos de competición de la marca en raids, como los que han logrado la victoria en las últimas ediciones del Dakar. Mitsubishi pretende dar un empujón en esta categoría con un producto mucho más juvenil en diseño, más fresco y mucho menos serio.

Para ello han optado por un desarrollo completamente nuevo con un chasis de largueros y travesaños sobre el que se ha montado una carrocería de formas curvas y suaves trazos en la que se ha prescindido por completo de aristas. Su frontal está presidido por una parrilla triangular que luce el emblema de la marca de los tres diamantes, adornada con grupos ópticos muy modernos y un paragolpes envolvente que se integra completamente en la carrocería.

En este caso, la versión que probamos se denomina Club Cab, que viene a ser como cabina y media en otras marcas y que resulta muy equilibrada de proporciones estilísticas, ya que la caja de carga ocupa, más o menos, la mitad de la longitud total del vehículo. Incorpora una pequeña ventana lateral, también con formas originales y exhibe una parte posterior muy curvada en su unión con la caja de carga. Otros detalles que caracterizan y mejoran la imagen exterior son las llantas de aleación de seis radios y 16 pulgadas de diámetro, que calzan neumáticos 245/70 R 16 -de serie en esta versión-, así como los aletines pintados en color gris metalizado.

Interior cuidado
También el habitáculo del L200 ha sido diseñado partiendo de cero. Para empezar, el acceso al interior (en las plazas delanteras) es mucho mejor que en la generación anterior del modelo, pues el hueco libre de la puerta es mayor y no resulta necesario agachar la cabeza para entrar. Toda la disposición de mandos e instrumentos es nueva, montada sobre un salpicadero bicolor de buena calidad y ajuste, en el que no se ha prescindido de elementos poco habituales en la categoría, como el navegador GPS, el climatizador automático o el equipo de sonido con lector de discos compactos y mp3. Un cuadro de instrumentos deportivo, con tres esferas de color azul, da un toque de deportividad al peculiar modelo.

Los asientos delanteros son muy cómodos y van situados en una posición bastante baja, lo que obliga a conducir con las piernas bastante estiradas. En un principio, resulta algo chocante, pues es una posición más propia de un coupé o de un deportivo, pero a la larga resulta muy cómoda. Hay buen espacio en la cota de anchura, no tanto en la de altura y gran dotación de huecos para dejar objetos, latas de bebidas, etc.

No se puede decir lo mismo de las plazas posteriores, que en este caso se limitan a unos trasportines abatibles, sólo aptos para uso ocasional en distancias cortas, pues tienen poco mullido en su banqueta y un mini respaldo en posición completamente vertical. La anchura es destacable, con 135 cm a la altura de los hombros y la altura, con 87 cm no está mal, pero la distancia para las piernas es bastante justa, ya que sólo se dispone de 64 cm, una medida muy escasa. Más útil para el transporte de herramientas o bultos a buen recaudo que para los pasajeros, pero, a diferencia de otros competidores, no cuenta con puertas, con lo que la introducción de los bultos o el acceso al interior resulta más complicado de la cuenta (otros modelo competidores de marcas como Mazda o Nissan disponen de pequeñas puertas abatibles en sentido inverso a la marcha que permiten la apertura del lateral completo y facilitan enormemente el acceso a las plazas posteriores.

Gran capacidad
Por el contrario, la caja de carga es excepcional, con una longitud de carga de 183 cm, una anchura máxima de 161 cm (entre los pasos de rueda 109 cm) y una altura de 40 cm. El portón posterior practicable permite añadir 40 cm adicionales al plano de carga, con lo que la longitud total supera los 2,23 metros y la superficie plana, los 2,5 m2. Además, dispone de argollas para fijar convenientemente los bultos y permite transportar hasta una tonelada de peso, lo que no está nada mal.

Fuente: Motor Terra

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