La presentación del nuevo Audi TT ha tenido lugar ante la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, en presencia de estrellas del deporte como Zinedine Zidane, Ronaldo o Karl Heinz Rummenigge. La versión precedente, lanzada con éxito en 1998, hizo correr ríos de tinta al tiempo que sirvió para desempolvar la imagen del fabricante de Ingolstadt Normal que esta segunda versión, que como la anterior llega en forma de coupé 2+2, se esperara con impaciencia.
El nuevo Audi TT gana en volumen sin llegar en ningún momento a traicionar la estética Bauhaus característica de su antecesor, hecha toda de curvas y salientes.
La nueva versión aumenta 137 mm de largo hasta alcanzar los 4178. Por lo que al ancho se refiere, los 78 mm adicionales lo ponen en un total de 1842. El modelo luce los nuevos gimmicks estilísticos de la marca como la calandra single frame y los dos escapes traseros.
La mirada, con las ópticas perfiladas en forma de almendra, se inspira del concept Shooting Brake presentado en Tokio el año pasado.
El peso, al contrario que el tamaño, disminuye gracias a que la carrocería está compuesta de acero y aluminio, una primicia en el mundo del automóvil: hasta ahora sólo las construcciones navales y aeronáuticas se beneficiaban de esta combinación.
Los elementos de acero se encuentran básicamente en la parte trasera, lo cual garantiza una repartición homogénea de los pesos entre los ejes. A fin de mejorar la estabilidad, el portón del maletero está equipado de un pequeño alerón que se despliega automáticamente al pasar de 120 km/h. En el interior, como todo deportivo que se precie, los mandos están orientados hacia el conductor y se palpa un claro predominio del aluminio (rejillas de aeración, radios del volante, etc). El acceso al maletero se hace con la misma facilidad que se hacía en la versión anterior. Su capacidad además pasa de 290 a 700 l con el respaldo del asiento trasero plegado.
Bajo el capó, el nuevo Audi TT monta dos motores ya conocidos. El 2.0 TFSI de cuatro cilindros, inyección directa FSI y turbocompresor, desarrolla 200 CV. Acoplado a un cambio automático de 6 velocidades, en esta versión alcanza los 100 km/h en 6,4 segundos. El segundo motor no es otro que el V6 3,2 l de 250 CV capaz de superar la barrera de los 100 km/h en 5,7 segundos. Este V6 se beneficia sobre todo de la transmisión permanente integral Quattro, una ventaja única en el restringido mundo de los coupés sport. Entre las opciones tecnológicas más llamativas destaca el Audi Magnetic Ride: este sistema de amortiguación utiliza unas minúsculas partículas magnéticas que se envían al aceite de los amortiguadores en cuestión de milisegundos.
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