No se puede negar que el trabajo realizado es impecable, procurando un equilibrio entre un mayor hueco a la deportividad y una conservación de la naturaleza señorial del Insignia. En el modelo familiar se asientan de nuevo las reconocidas llantas de 20”, con ese diseño en forma de turbina que tanto agradan a la vista. Por ejemplo el frontal rediseñado, con nueva parrilla y paragolpes, es totalmente calcado del sedán y se erige como una imagen externa única.
Detrás del concepto de familiar se piensa en una comodidad de acceso y movimientos, que se reduce si rebajamos la altura de la carrocería. En este aspecto incide Irmscher para incrementar las sensaciones deportivas en el interior incluyendo una suspensión que roba 3 centímetros de altura al modelo original. Para la zaga exclusivamente se reserva un nuevo difusor y marco además para las frondosas cuatro salidas de escape.
El siguiente paso que le falta a Irmscher es aportar mejoras para los propulsores del Insignia, acción que podríamos conocer dentro de unos meses.
Fuente: Diariomotor
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