La presentación en el Salón del Chicago del remake del Challenger del 70 ha sido un apabullante éxito, las imágenes de la misma hablan por sí solas. El Dodge Challenger SRT8 vistió para su primer muestra oficial en público una carrocería en tres colores: rojo, gris y negro. Particularmente me encanta el muscle car en este color, con el centro del capó pintando en gris. La combinación de los diferentes tonos en la cubierta del motor que por cierto está realizada en fibra de carbono, me parece una buena idea, porque aporta un toque de colorido y no es nada extremo.La vista en directo del interior del Challenger demuestra que la mejora del espacio interior de los modelos de Dodge es cada vez mayor pero que aún falta mucho camino por recorrer. Algunos apuntan a que es demasiado parecido al del reciente Charger, mientras que otros opinan que es demasiado tosco. La funcionalidad parece que la tiene ganada, por ejemplo con los bien integrados indicadores para el conductor. Los botones de la consola central me parecen totalmente fuera de lugar, más cercanos a un utilitario base que a un coupé de 425 Cv.
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