
Es una pena que en las imágenes no se puede apreciar la apertura del techo por la que se accede al interior de la propia cabina, pero sí que podemos acceder visualmente a lo que hay debajo del enorme capó. La impresión es de máxima organización, apreciándose aparentemente la parte de los motores eléctricos de cada rueda (cajas metálicas centrales) y la propia célula de

El LIFECar ha sido fabricado utilizando aluminio principalmente aunque aparecen una serie de inserciones de madera en el interior, en el que el uso del aluminio parece más bien un “abuso” y desde luego no da la impresión de aportar demasiado espacio vital. Eso sí, el estilo clásico con un volante minimalista y un salpicadero recto no se lo quita nadie.
En cualquier caso parece menos importante cuando hablamos de un vehículo que alcanza los 135 km/h y “vuela” en 7 segundos hasta los 100 km/h sin emitir ni una sola partícula de CO2.
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