Los diseñadores han puesto sobre la imagen del Mini renacido los retoques necesarios para actualizar un conjunto visual que ahora mejora en dinamismo, aunque las principales novedades quedan ocultas a una simple mirada.
Las de importancia vienen dadas por una nueva gama de motores. Los de gasolina han sido creados por el acuerdo de colaboración entre los grupos BMW y PSA Peugeot Citroen, que son el 1.4 de 90 CV que llevará el Mini One, y el 1.6 con dos potencias, de 120 CV y 175 CV, el primero embarcado en la versión Cooper y el segundo en el Cooper S. El diesel, de 110 CV, procede del grupo PSA, que forma parte de la nueva generación de este tipo de motores desarrollada conjuntamente con el grupo Ford.
El probado es el correspondiente al rango de potencia de los 120 CV. El nuevo motor representa un salto cualitativo frente al 1.6, también de 120 CV, de la anterior generación, de origen Chrysler, cuyo notorio defecto era el de no ofrecer nada entre las 2.000 y 4.000 revoluciones.
El motor BMW-PSA suple esa deficiencia con una respuesta firme y progresiva que se manifiesta de manera muy agradable, especialmente cuando el coche es utilizado en el medio urbano, en el que es difícil circular con el motor girando en la parte más alta del cuentarevoluciones.º Además, el nuevo motor es más suave de funcionamiento, es menos sonoro, vibra también menos, emite una menor porción de dióxido de carbono y reduce el consumo del anterior.
Para recibir el nuevo motor, el Mini Cooper 2007 tiene una cuna de mayores dimensiones, de forma que el coche ha crecido 6 centímetros, una medida que no ha influido en la distribución del espacio interior, inalterado salvo el diseño del tablero.
El habitáculo mantiene los elementos básicos del diseño del Mini, aunque han sido variados algunos de ellos, como el Center Speedo, el gran reloj central que ha aumentado de tamaño para sumar algunos controles más como los del sistema de audio. El inconveniente del nuevo diseño es el exceso de reflejos originado por el cristal de policarbonato que lo recubre.
El resto del diseño de mantiene con las características llaves de accionamiento de las ventanillas en la misma posición, pero de mayor tamaño, y el cuentarrevoluciones en el mismo lugar, sobe el volante y frente al conductor.
El espacio es el mismo. Comodidad para los ocupantes de las dos cómodas plazas delantera y reducidas dimensiones en las dos traseras, reservadas a niños por la reducida distancia disponible para acomodar pies y rodillas.
Los cambios exteriores son sutiles. En la parte frontal los dos ojos ópticos característicos de Mini guardan ahora los pilotos de intermitencia, con lo que la forma de la parrilla delantera, de una sola pieza en lugar de las dos anteriores, sin esos dos pilotos, queda más limpia.
El costado ha variado. La línea de cintura sube ahora hasta ser 18 milímetros más alta en la parte trasera, por lo su línea ascendente mejora el aspecto del coche, que se torna así, junto con la limpieza de formas del frontal en un coche con mayor presencia y percepción de aplomo deportivo.
En la parte trasera los retoques en los grupos de luces marcan la diferencia frente a la generación anterior. Son un poco más anchos y el juego de luces tiene otro diseño.
Un mejor ajuste del chasis propiciado por un reforzamiento de la estructura, una suspensión mejorada, unos frenos de mayores dimensiones y más eficaces, y las ruedas, como en los otros Mini, llevadas a los extremos, dan el carácter dinámico a la nueva generación.
El Mini, catalogado como kart desde la faceta de la conducción, no ha perdido esta característica. Se sujeta y es vivo de reacciones sin que por ello sea difícil su manejo.
Hay que exprimir mucho las posibilidades dinámicas del coche para superar el límite de adherencia de un Mini que en todo momento se muestra firme y sólido en las reacciones. Cuando se llega a los límites aparece la condición subviradora de todo tracción delantera, lo cual es de fácil corrección: menos gas y abrir la dirección, y el coche entrará en su senda.
Una diferencia cualitativa en la nueva generación es la suspensión, ya que sigue siendo firme, pero sin castigar tanto al conductor en recorridos largos y medios, y hace que el coche y su dirección se sientan en todo momento, una sensación que es buena aliada cuando se conduce de manera rápida. Un buen consejo es no cambiar los pasos de rueda equipados de serie por el fabricante, ya que gomas más anchas y de perfil más bajo, copiarán con exceso de fidelidad cualquier pequeño accidente del terreno.
Una vez puestas en el mercado todas las variantes, este Cooper será una interesante opción de compra, aunque tendrá serios rivales en las versiones One y diesel, ésta como Cooper D.
Con pocos competidores frente a sí, aunque milite en un difícil y concurrido segmento, el Mini Cooper es un coche con mucha clase, presumido y con un precio aceptable teniendo en cuenta su exclusividad.
Fuente: Autos Terra
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