
Cuando Chrysler anunció la venta del Dodge Viper, nombre y diseño incluidos, casi todo el mundo se llevó las manos al a cabeza o corrió durante varios minutos como un pollo descabezado. Esa fue al menos nuestra primera reacción. Luego, la realidad se impuso: el Viper es realmente un icono por sí mismo (con o sin el emblema de Dodge), y si con su adiós Chrysler consigue salir del hoyo, pues adiós y gracias por todo. El problema es que por el momento seguimos hablando de ofertas, y no está nada claro cuándo se convertirán en hechos: la gente de Auburn Hills podría beneficiarse de su venta cuando exponga la situación financiera de la empresa al Congreso de Estados Unidos (antes de finales de marzo), pero tal y como están las cosas, no sabemos si todavía tendremos que esperar más.
Fuente: Autoblog en español
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